No te pedía nada, así de humilde era mi amor
de esos que solo esperaban
que el sol entre por nuestras ventanas,
para iluminar nuestros cuerpos cansados
de tanto pelear.
Así de grande era mi amor,
así de grande como el horizonte
que las nubes no tapaban en invierno,
interminable y deseoso de ser acogido
por tu manos frías.
Dime ahora que podemos llegar a un pacto
mientras quisiera preparar tu café de las mañanas
y tu extrañas mis cotidianas piernas con deseo,
dime que podría ser para siempre
y que siempre no es demasiado.
Dime que puedo apoyarme en tu hombro
mientras tu tomas mi mano pequeña al caminar,
dime que compartir un techo
no sería solo un techo
y que aun lejos duermes a mi lado.
No te prometería el cielo
jamás prometí la vida,
no quiero engañarte amor mío
solo quiero una noche
jugar cartas a tu lado.
Así de grande era nuestro amor
de esos que no se dejan con los años,
de esos que no te olvidan en el presente
y que desean un futuro
un pasado.
