domingo, 25 de septiembre de 2011

EN CUARENTENA

Después de dos o tres "por siempre"
mi vida ya había cambiado
y aunque los peones de la debilidad
estaban atentos
no pudieron evitarte
y si arrasaste con la esperanza, las ilusiones
y tres cuartos de pasión,
no te llevaste todo mi amor.

Ahora solo debo coserme las heridas
y la fidelidad
para que no se note
que pasaste como los huracanes,
la llama de un fósforo 
o los taxistas,
para que solo seas
un punto en la Luna
una línea en la otra cara del Sol.

Asumo que me ayudarán 
las chitas o los delfines
y acabaremos antes de la primavera,
mi querido amigo,
mientras tanto estoy en cuarentena
llena de palabras, cerca,
deseándote felicidad.




lunes, 19 de septiembre de 2011

COMADREJA DE CUARTO MENGUANTE

Comadreja de cuarto menguante
se perdieron tus huellas mías
en cada silbido también de pajaritos,
tus crías carnosas
en el naranja sol naciente,
entre amarillos y verdes
y luego azules,
azules suavecitos sus pasos desconfiados.

Créanlo o no, todo le fue redondo
de corridas no de toros
de abortos y orejas
como el amor de mis colinas de senos,
el amor bueno.

Acaríciame el lomo amable y húmedo
seca mis lágrimas de madre hambrienta
en medios días, en medias noches.
Aún no he encontrado su paso viejo.

De viejo
esperaré entre melocotoneros y avutardas
para hacerle el amor
y ha de ser ligerito
" Mámale el pecho blanco, los labios rojos,
la carne estéril "
de viejo esperaré entre melocotoneros.

Frótame el vientre hinchado
comadrona virulenta,
debajo de todas las lunas
las de los amores
yo te estaré esperando con las avutardas

lunes, 12 de septiembre de 2011

MONOCROMÍAS (fragmento)

LOS HIJOS DE JOSÉ

Los vecinos de Asís
dicen que llegamos
con una mano en el bolsillo
y otra en la frente,
que venimos del paleolítico
o del vientre de Andrómeda
que se ríen de nuestros cuentos atrevidos
(por eso no los contamos)
que llegamos con miedo y silbando
cubiertos con una niebla espesa
y muy secos,
con cantos y ritos
en honor a un músculo nuevo.
Y no dijeron nunca
que somos telépatas hasta el éxtasis
que los hijos ajenos
desean ser nuestros.

Nosotros sabemos que llegamos
con una mano delante
y otra más abajo de la espalda
sin más porqué,
que el ser terceros hijos de José
agarrándonos de las piedras
hasta que nos sangren las  uñas
y vomitemos una vez después.

viernes, 2 de septiembre de 2011

MONOCROMÍAS


POEMA

Así era el bote de caoba
mísero e indefinido color pelícano.
Muchas veces nos sentaremos frente a él
mojándonos los párpados gaviotas,
muchos días conoceremos el azul amable;
la muchacha de falda corta
de poco reino
no nos ha reconocido en reposo,
no estamos tocándola en la oscuridad.

Así era el agua bajo la madera
así cuando nos bañaremos desvestidos,
muchas altas mareas
pudiéramos ahogarnos pero nunca limpios.
Nos hemos proclamado semi-hembras,
semi-humanos, semi-hombres
hemos cernido el sol  a la pubertad de la luna.

Nunca aprendimos a remar.
A veces, cuando nos sentemos
la muchacha leerá los ojos gaviotas
y el cielo deberá ser discreto como Dios.