viernes, 23 de enero de 2015

DISCULPE USTED...

Disculpe usted señorita,
de todas la mujeres que vi pasar muchas tardes
usted es la única que se robó
mis iris y mis pupilas.

Disculpe usted mi atrevimiento.

Aquí sentado en la oscuridad
con un café interminable,
y los puros que no  saben como antes,
espero cada día que regrese
para devolverme lo robado.

De mi desgracia a usted la acuso.

Regrese una  tarde de primavera
o cualquiera del otoño
solo para verla florecer
como la primera vez.
Hoy solo puedo imaginar
el sutil contorneo de sus caderas
y sus largas piernas
que me atraen como un perro fiel
al mismo lugar,
esperando que su afable sonrisa
se digne a iluminar mis días.

Devuélvame la vida
que antes de usted no era nada,
para hacer de ella algo maravilloso,
digna de su magistral belleza.
Déjeme contarle historias al oído,
le daría todo lo que quisiera.
Déjeme jugar con sus cabellos negros,
tocar sus dientes blancos,
Déjeme besar sus labios gruesos,
saborear cada noche una sonrisa.
Deje que la ame.

Como un adolescente le tomaría la mano lánguida
o usted la mía
y nos perderíamos largas horas
en el vendaval de las caricias.
Vuelva pronto niña mía
este enamorado la estará esperando.

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