viernes, 2 de septiembre de 2011

POEMA

Así era el bote de caoba
mísero e indefinido color pelícano.
Muchas veces nos sentaremos frente a él
mojándonos los párpados gaviotas,
muchos días conoceremos el azul amable;
la muchacha de falda corta
de poco reino
no nos ha reconocido en reposo,
no estamos tocándola en la oscuridad.

Así era el agua bajo la madera
así cuando nos bañaremos desvestidos,
muchas altas mareas
pudiéramos ahogarnos pero nunca limpios.
Nos hemos proclamado semi-hembras,
semi-humanos, semi-hombres
hemos cernido el sol  a la pubertad de la luna.

Nunca aprendimos a remar.
A veces, cuando nos sentemos
la muchacha leerá los ojos gaviotas
y el cielo deberá ser discreto como Dios.


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