Los vecinos de Asís
dicen que llegamos
con una mano en el bolsillo
y otra en la frente,
que venimos del paleolítico
o del vientre de Andrómeda
que se ríen de nuestros cuentos atrevidos
(por eso no los contamos)
que llegamos con miedo y silbando
cubiertos con una niebla espesa
y muy secos,
con cantos y ritos
en honor a un músculo nuevo.
Y no dijeron nunca
que somos telépatas hasta el éxtasis
que los hijos ajenos
desean ser nuestros.
Nosotros sabemos que llegamos
con una mano delante
y otra más abajo de la espalda
sin más porqué,
que el ser terceros hijos de José
agarrándonos de las piedras
hasta que nos sangren las uñas
y vomitemos una vez después.
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